Hay lugares mágicos, espacios que nos convocan a compartir un espectáculo natural, allí donde se encienden luces al despertar o que nos llenan el alma al caer la tarde cuando se despide el día. Colores cálidos, vibrantes que emocionan, amaneceres y atardeceres que invitan al amor, al brindis, a la fotografía y que muchas veces se agradecen y se celebran con un sostenido aplauso.
Tere
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