Inmóvil,
con los ojos cerrados, parecía dormir plácidamente.
De tanto en
tanto él se ahogaba en llanto o daba gritos desgarradores.
Ella ya no
volvería a hablarle, ya no escucharía sus disculpas, ya no lo volvería a ver.
Él no podía
creer que hubiera partido, que sólo viera su cuerpo y su alma no estuviera
allí.
Ya era tarde, ya no podía ayudarla.
Hubiese querido volver el tiempo atrás y
abrazarla fuerte para no dejarla ir.
Sola, deprimida y desengañada había hecho
una fatal combinación de pastillas y alcohol.
T.A.M.
1 comentario:
¡¡¡GUAUUUU!!!
Cortito, pero...
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