El lugar era magnífico, la vista espectacular, el balcón tenía una ubicación inmejorable, daba al mar, la ciudad y las montañas.
Todo estaba preparado para recibir al hasta hace poco primer mandatario de un país lejano.
Había ordenado comprar la mansión en un lugar remoto para refugiarse en los próximos años, después del desfalco que había hecho en su nación.
Ese día al llegar, miró el paisaje que se desplegaba desde el salón, sin animarse a salir e inmediatamente decidió clausurar las aberturas, temía por su vida.
El miedo acompañaría a él y a su familia durante el resto de sus días.
Tere
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