Todos los días, a la misma hora y en el mismo lugar lo podía encontrar. Desde hacía más de tres meses no había faltado un solo día a la cita. Algo había entre ellos, aunque todavía no se habían acercado y cada uno estaba aparentemente en lo suyo, estaba segura que un halo de seducción los envolvía. Podía jurar que él no iba a leer, iba a la biblioteca por ella, pudo descubrirlo muchas veces cuando miraba distraídamente las letras. Se sentía rara, molesta, confusa, nunca antes le había costado tanto abordar a su próxima víctima.
Tere
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