Después de mucho buscar al fin encontró un lugar lejos de las miradas inquisidoras del público. Al fin podía tener un refugio dónde vivir sin exponerse al cotilleo permanente. Había decidido dejar la carrera actoral después de cuarenta años de subirse a las tablas. No quería mostrar el deterioro que podía llegar en manos de la vejez y aspiraba a ser recordada con elegancia, lejos de las luces del espectáculo y manteniendo la magia que la envolvía. La casa estaba en un lugar medio apartado, era sencilla y confortable, con un hermoso jardín al fondo donde poder despuntar el gusto por la jardinería y donde ya imaginaba a sus nietos correr, pequeñas delicias que quería disfrutar al fin. Además podría vestir con sencillez y estar a cara lavada todo el día, quién sabe, tal vez ni los vecinos la reconocerían lo que le permitiría vivir tranquila siendo una más en ese pueblo.
Tere