El fuego crujía cada vez más fuerte conforme avanzaba la noche entre historias de casas embrujadas y fantasmas. Los chicos alrededor de la fogota escuchaban extasiados cada uno de los cuentos y seguían pidiendo más y más. Querían esperar las luces de un nuevo día, ninguno se animaba a alejarse de la ronda e irse a dormir en las carpas en las que veían dibujarse temibles sombras.
Tere
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