Hace dos meses me inscribí al curso de ingreso de la UNDAV , así de repente, como en general tomo las decisiones, y sí soy Teresita (como dice mi marido).
Transcurrí este tiempo con grandes dudas, como acostumbro, comenzar una carrera con cuarenta laaargos años no es cosa menor y me llena de inquietud.
¿Podré, estaré capacitada, será el momento, etc, etc, etc?
Y el miedo me acompañaba cada día y varias veces estuve a punto de flaquear.
Aún hoy siento cierta inquietud y tengo que superarla para que no venza la inseguridad.
Lo cierto que gracias a los profes y tutoras (docentes de esta facu) pude ir saltando mis propias vallas.
El primer impulso para seguir camino fue el parcial que pasé muy satisfactoriamente y el broche de este pequeño ciclo la monografía (mi primer monografía) que me gustaría compartir.
Una de las materias fue Historia de las Universidades y desde ésta vimos el contexto socio político de los años en que la Universidad hizo historia (valga la redundancia).
Y después llegó el momento de elegir un tema que nos resultara interesante de abordar.
Como por primera vez pude conocer algo del peronismo y saber medianamente de qué se trataba (al momento de hacer mi secundaria el período se ocultaba) me resultó atractivo y por ello mi elección.
Y la idea de comparar dos gobiernos surgió cuando leí un breve resumen del libro "La fuerza es el derecho
de las bestias" donde Perón señala que es ser justicialista.
Menem,
del justicialismo de Perón al neoliberalismo en su acción
INTRODUCCIÓN
El siguiente trabajo intenta comparar y
evaluar la gestión del ex presidente Carlos Saúl Menem, autodenominado
peronista, con el lineamiento justicialista propuesto por Juan Domingo Perón.
Se hará especial mención de la educación
y el desarrollo de la Universidad en ambos gobiernos.
Proveyendo información sobre la administración de cada uno de los
políticos en sus respectivas presidencias.
Teniendo en cuenta la llegada de los mismos al sillón de Rivadavia,
ubicándolos en tiempo y espacio.
¿Tuvieron ambos actores los mismos ideales y proyecto de país, qué
intereses primaron en cada uno de ellos?
Se espera poder responder con claridad y la mayor equidad posible.
Juan Domingo Perón escribió su primer libro ya en el exilio, La
fuerza es el derecho de las bestias, que fue publicado en Montevideo en el
año 1958 por la Editorial Cicerón.
En éste, en el capítulo II, enumera las veinte verdades del
justicialismo. Comienza diciendo que la verdadera democracia es aquella en la
que el gobierno se pone a disposición del pueblo, defendiendo exclusivamente
sus intereses.
Y sigue, el justicialismo es popular,
trabaja para el movimiento y tiene llegada sólo a los hombres que trabajan. Y
el trabajo dignifica, por ello es un derecho y a la vez un deber.
El justicialista que se siente más de lo
que es termina siendo oligarca.
La política no es un fin sino un medio
para lograr la felicidad de la Patria y la grandeza nacional, dando al pueblo
justicia y ayuda social.
Resumiendo, es una filosofía de vida
simple, cristiana y humana, en la que los privilegiados son los niños. La que
pone la economía y el capital al servicio del bien común.
DESARROLLO
JUAN DOMINGO PERÓN
En junio de 1946 Perón llega a la
presidencia del país en un momento de crisis económica mundial, después de la
Segunda Guerra en la que Argentina se había mantenido al margen.
Aquí la situación era floreciente lo que
le permite mejorar los salarios y el consecuente aumento del consumo.
Busca un acuerdo entre el capital y el
trabajo, el apoyo del sector obrero y del empresarial.
Promueve un modelo de industrialización,
para darle valor agregado a la materia prima.
Ya desde 1930 Argentina vende sus
productos a toda América Latina e incluso a Estados Unidos, aprovechando la
fabricación de aquellos artículos que los países industrializados dejaron a un
lado al dedicarse de lleno a la guerra.
En este favorable marco económico, donde
las arcas del Banco Central están llenas de oro formula un plan quinquenal para
nacionalizar la economía. Así, financia con reservas la adquisición de la
empresa telefónica, los ferrocarriles, la empresa de gas e invierte en obras
públicas.
También salda parte de la deuda externa.
Desarrolla una economía que pone en
primer lugar la soberanía política y la independencia económica, consolidando
la justicia social.
En esta época se fortalecen y expanden
los sindicatos, los que construyen policlínicos, hoteles y colonias de
vacaciones para beneficio de sus afiliados.
El Estado garantiza el acceso a la salud,
la vivienda y el sistema previsional con leyes que los sustenten.
Sale a la búsqueda del pleno empleo, el
aumento del salario real, el crecimiento del mercado interno y una mejor
distribución del ingreso.
Su esposa María Eva Duarte, popularmente
conocida como Evita, consigue el voto femenino en 1947. Tal vez éste sea el
paso más importante de la abanderada de los humildes, muchas veces detestada
por las señoras de clase alta (que al ganar este derecho, años más tarde lo
puedan reconocer).
Además Evita resulta ser la mejor comunicadora
del plan quinquenal, difundiendo la política social del gobierno.
En el mismo año Perón firma el postulado
en el que figuran las tres banderas que enarbola el peronismo: Soberanía
Nacional, Independencia Económica y Justicia Social (antes mencionadas).
Las empresas de capital extranjero pasan
a ser del Estado.
Hay una nueva política migratoria y
llegan al país trabajadores, técnicos y profesionales para sumarse a la
producción argentina.
Se estimula la vocación de los jóvenes,
facilitando la práctica de manualidades y oficios.
Durante el gobierno de Perón se promulgan
las leyes de previsión social, accidentes de trabajo, de vivienda obrera, de
justicia laboral, del sueldo anual complementario; las reglamentaciones de las
condiciones de trabajo, de descanso y los regímenes de jubilación.
Además se firman los convenios colectivos
de trabajo, aparecen las pensiones a la vejez e invalidez, la participación en
las ganancias, las cooperativas de producción en manos de los obreros, la
proveeduría y la mutual sindical y los policlínicos de cada sindicato. Hay un
control por parte de las organizaciones profesionales para hacer cumplir estas
acciones.
En 1949 se plantea la Reforma
Constitucional dónde se explicitan los derechos del trabajador, de la familia,
la ancianidad, la cultura y la educación. Sumando también una cláusula que le
permita ser reelecto.
Ese mismo año se estanca la economía,
comienza a flaquear el primer plan quinquenal cuando la inflación aumenta y los
ingresos de divisas disminuyen; en parte por un boicot de Estados Unidos a
nuestros productos y por dos años de intensas sequías, que inciden gravemente
en el área de las exportaciones agrarias.
En 1952 hay un plan económico de
austeridad y estabilización, plena economía de guerra, y a la crisis se suma la
muerte de Evita que viste de luto el país.
Pero en 1953 Perón da batalla con la
puesta en marcha del segundo plan quinquenal.
Éste está destinado a aumentar la
producción agrícola y sentar bases sólidas para el sistema industrial. A la vez
promueve el desarrollo de la industria pesada y el autoabastecimiento de
combustible.
Un año más tarde se logra bajar la
inflación, subir los salarios y encaminar la economía.
La Universidad desde 1946 a 1955
Cuando llega Juan Domingo Perón al
gobierno las instituciones políticas y culturales eran de corte liberal, la
aristocracia era reacia al cambio social y económico que proponía el líder.
Docentes y alumnos rechazaban al
movimiento obrero, algunos profesores renunciaron a la Universidad en 1946.
El presidente decide hacer una nueva
reforma educativa, considerando que la Reforma del 18 había quedado en el
pasado y que la educación del momento era arcaica y poco democrática.
También la Ley Avellaneda (1885) estaba a
su entender en armonía con el poder oligarca, intelectual y burócrata.
Sanciona la Ley 13031 que propone un
nuevo modelo, que contemple la función y el alcance de los estudios superiores.
Una Universidad que abra sus puertas al
pueblo, que acompañe el proyecto de Nación. Con una enseñanza que abarque a los
obreros y los prepare para el modelo industrial del país.
El gobierno de la Universidad queda en
manos del Estado.
Sí hay autonomía para cumplir funciones
técnica, docente y científica.
En las casas de estudio no se pueden
realizar actividades políticas, las mismas están destinadas a la enseñanza y el
aprendizaje.
Los profesores acceden a las cátedras
previa evaluación pública, debiendo dedicarse exclusivamente a su función, para
ello gozarán de una remuneración adecuada. En tanto los estudiantes llegarán a
los estudios superiores por su desempeño, vocación y aptitudes.
Se implementa un sistema de becas para
que los más humildes tengan la oportunidad de hacer el secundario y la
universidad.
Se defiende la cultura nacional, con la
divulgación de las tradiciones y los valores propios.
Se permite el ingreso de estudiantes
latinoamericanos y el intercambio estudiantil.
Hay programas de alfabetización, centros
de estudio y de investigación.
Se crea la Universidad Obrera Nacional
(UON), con prácticas educativas claramente diferenciadas de la tradicional,
acercando el alumno al taller o a las maquinarias indicadas.
Se promueven carreras prioritarias de
acuerdo a la región de residencia y a las necesidades del lugar, técnicas
agrarias, ingeniería del petróleo, investigación oceanográfica, etc...
“En definitiva, el peronismo, en sus diez
años de gobierno nos legaría la gratuidad, los primeros pasos en la
articulación concreta obrero estudiantil, la existencia de carreras
prioritarias para la industrialización, el aumento inmenso del presupuesto, la
creación del Ministerio de Educación, el fomento del latinoamericanismo y el
antiimperialismo de la juventud y varios proyectos de universidades y
carreras”.[1]
CARLOS SAÚL MENEM
En su discurso de campaña manifestaba que
el peronismo es amigo de los pobres, de los trabajadores, de los que tienen
hambre y sed de justicia.
Vais con Perón y su doctrina, decía, e
invitaba a vivir con alegría.
Tal vez siguiendo este enunciado: “En
la tarea de hacer feliz al pueblo y labrar la grandeza de la Patria, el
gobierno debe empezar por equilibrar lo político, lo social y lo económico”.[2]
Y Eduardo Duhalde, su compañero de
fórmula, agradecía que siguieran a Menem “El mejor discípulo de Perón” a su
entender.
Sus consignas o promesas las resumían en
“Salariazo” y “Revolución Productiva”. Con esperanza de parte de un pueblo,
necesitado de ella, y dotado sin duda de carisma consigue llegar al gobierno
con un 47% de votos, asumiendo unos meses antes de lo previsto, en julio de
1989 en tiempos de una profunda crisis económica e institucional.
A poco de gobernar modifica el rumbo
propuesto y vira al liberalismo para hacer los cambios económicos que cree
necesarios para liberar la economía, reformar el Estado y desregular los mercados.
Se asocia con reconocidos antiperonistas,
con empresarios, partidos conservadores, el sindicalismo tradicional, la cúpula
de la Iglesia y economistas liberales.
Hasta para nombrar Ministro de Economía
negocia con algunos empresarios. Y se deshace de la CGT (Confederación General
del Trabajo).
El miedo a la hiperinflación y el
desabastecimiento vividos durante el mandato de Raúl Ricardo Alfonsín le
facilita el camino a las reformas propuestas, tanto de las leyes
administrativas como económicas.
Acuerda con el poder tradicional, las
Fuerzas Armadas, la Iglesia, las corporaciones económicas y con la Sociedad
Rural.
Obtiene facultades extraordinarias para
llevar a cabo cambios estructurales, pasando de una economía dirigida por el
Estado a una dirigida por el Mercado.
Sanciona las leyes de Emergencia
económica y social, de Reforma del Estado y añade decretos de Necesidad y
urgencia.
Privatiza las principales empresas
estatales y hace concesión de los servicios públicos a firmas, en su gran
mayoría, extranjeras.
Abandona la explotación de recursos
energéticos y descentraliza la educación y la salud.
Desbarata un estado benefactor que
protege a la población, lo que Horacio Verbitsky bautizó como “desguace del
Estado”.
Acaba con la industria nacional cuando
abre indiscriminadamente las importaciones y hubo paridad cambiaria, con la Ley
de convertibilidad (1 $ = 1 U$A).
Algunos sectores de clase media pasaron a
ser nuevos ricos, mientras los obreros se hicieron más pobres y se perdieron
fuentes de empleo y fábricas.
La gran ausente de ese momento es la
Justicia, Menem permitió el indulto a militares y a los miembros de las Fuerzas
Armadas de los años 70, dando solución así a la cuestión militar y a algún
levantamiento que debió sofocar.
Aunque siguieron los reclamos de justicia
por la violación a los derechos humanos, logró acumular el poder y controlar a
la Suprema Corte (tranquilizándolos con sobresueldos).
“La política implementada por el gobierno
peronista y favorecida por una coyuntura internacional que generaba gran masa
de capitales disponibles doblegó la inflación en poco menos de dos años, lo que
contribuyó a que el gobierno ganara las elecciones celebradas en 1993 y que
Menem pudiese ser reelegido en 1995”.[3]
La Universidad desde 1989 a 1999
Las casas de estudios en Buenos Aires son
atacadas durante toda la década por ineficientes, por sus altos costos de
mantenimiento y por considerar que es un gasto político de magnitud.
Se cuestiona la gestión, la
administración del presupuesto, la política de admisión de alumnos, la
remuneración del personal, la investigación, la oferta curricular y la
gratuidad.
En los primeros años comienza a
delinearse un proyecto que permite revertir los aspectos negativos antes
mencionados.
En 1993 se crea la Secretaría de
Políticas Universitarias y en 1995 se sanciona la ley 24521, que es objeto de
discusión, rechazo, consultas y debates.
Esta Ley reconoce al Estado como
prestador de la educación superior pública y su autonomía, permitiendo que las
casas de estudios fijen sus condiciones laborales y salariales.
En política educativa surgen el SIU
(Sistema de información universitaria) y el Consejo de Universidades.
Se renueva el equipamiento, hay un
Programa de incentivos para los docentes investigadores y se crea el FOMEC
(Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria).
A la vez se “permitió introducir la
cultura de la evaluación en las universidades. Este sistema incidió en la
conformación de una nueva jerarquía del cuerpo docente”[4],
motivo de nuevos conflictos.
Hubo becas para los docentes, pasantías
en el exterior, recursos para las bibliotecas, equipamiento de laboratorios,
honorarios de consultorías y programas para mejorar la gestión.
“Un 84% de los recursos fueron asignados
a las ciencias básicas y tecnológicas, relegando las ciencias sociales y
humanidades”.
La modernización de los estudios
superiores son promovidos por el Banco Mundial y el Interamericano de
Desarrollo, también inciden en los subsidios, recursos, la promulgación de la
Ley de Educación Superior, la expansión de instituciones privadas y “la
creación de órganos o agentes centrales para evaluar y acreditar las
instituciones universitarias (como la Secretaría de Políticas Universitarias
actualmente llamada Secretaría de Educación Superior y la Comisión Nacional de
Evaluación y Acreditación Universitaria –Coneau-)”. Mollis, 2001[5]
Durante el gobierno menemista existen
medidas positivas que caben reconocer, se crean seis universidades en el
conurbano bonaerense, que aunque se proponen romper el modelo reformista de las
instituciones públicas tradicionales, también permiten a la población seguir
sus estudios en lugares próximos a los de su residencia.
Marcela Mollis señala algunas
desventajas, se superponen carreras de grado en lugares cercanos, hay pocos
profesores de excelencia y baja inversión en recursos bibliotecarios.
Por otra parte, aparecen carreras no
tradicionales, se implementan títulos intermedios y se organiza la Universidad
por departamentos.
También “la posibilidad de establecer convenios
entre instituciones; derecho de los estudiantes del nivel no universitario para
cursar posgrados e incluye los Consejos Regionales de Planificación de la
Educación Superior en los cuales las universidades y los gobiernos
provinciales, podrían planificar acciones de manera conjunta”.[6]
CONCLUSIÓN
Sin duda Perón y Menem, en sus
respectivos gobiernos, encuentran a la Argentina en una situación económica
diametralmente opuesta. En tanto Perón llega a la presidencia en un momento
próspero Menem la alcanza en un tiempo decadente.
Los dos fueron elegidos por mayoría
popular, por la esperanza y/o confianza que inspiraba su figura.
Perón ampara al más débil, al obrero y
enarbola la bandera del esfuerzo y la producción. Decide acompañar la labor con
el estudio, la industria con la educación y el trabajo adecuados.
Invierte en el país, nacionalizando las
empresas de bienes y servicios que sirvan al pueblo.
Menem al asumir parece dejar atrás su
recordada frase “Síganme, no los voy a defraudar” y se pone a disposición de
los capitalistas, olvidando por completo a quiénes lo habían votado, en pro de
las corporaciones y el poder. Pronto se desprende de las empresas estatales a
las que denuncia como inoperantes y las concede a capitales nacionales y
foráneos.
Ya en el decálogo menemista de la reforma
del estado, el mandamiento uno, decía Roberto Dormí (ministro de Obras y
Servicios Públicos): “Nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del
Estado”, dejando a las claras su ideología.
Y algunas otras frases desafortunadas
hablan de la ética y la filosofía que atraviesan al gobierno de Menem “Si
hubiera dicho lo que iba a hacer, no me votaba nadie”.
Manzano, ministro del interior,
completaba “Yo robo para la corona” y en 1996 Luis Barrionuevo, gremialista, se
sinceraba “En este país tenemos que dejar de robar por dos años”.[7]
Huelgan las palabras...
En cuanto a las Universidades, Perón
quiso acompañar el modelo industrial con una preparación educativa adecuada,
donde el obrero tuviera acceso a los estudios superiores según fuera su
capacidad y la necesidad del mercado.
Durante el mandato de Menem se
desprestigia la universidad pública y se jerarquiza la privada; aparecen
carreras cortas, con orientación empresarial y la oferta de posgrados en el
extranjero. Una vez más se ve el modelo neoliberal implementado.
Por lo visto anteriormente, los dos
mandatarios no coincidieron en sus proyectos ni los movían los mismos ideales;
el primero respondió a intereses nacionales y a sus votantes, mientras el
segundo traicionó a su pueblo y benefició a la elite.
Me quedo con las palabras de uno de sus
seguidores: “Hubo un señor que entregó el país y que nunca fue juzgado por
vende patria, que se llamaba peronista, y que yo inclusive estuve hasta pegando
carteles por él, que fue el señor Menem”.[8]
[1] Universidad y Peronismo, hacia una superación histórica de la Reforma. Aritz Recalde en su blog Sociología del Tercer Mundo, 20 de febrero de 2008.
[2] La fuerza es el derecho de la bestias. Capítulo I, Introducción. Juan Domingo Perón.
[3] Los noventa: La construcción de una nueva agenda universitaria. Pablo Buchbinder en Historia de las universidades argentinas.
[4] ídem, páginas 224 y 225
[5] El escenario de las reformas de la educación superior en la Argentina. Marcela Mollis Revista de la Educación Superior, junio de 2007
[6] Algunos aspectos positivos de la LES (Ley de Educación Superior) Aritz Recalde, junio de 2009 en su blog Sociología del Tercer Mundo.
[7] Manual de Cinismo por Sonia Catela, Página 12, 26 de octubre de 2009.
[8] “Síganme”Menem (1ra parte), Canal Encuentro
Bibliografía
Buchbinder Pablo, 2005, Historia
de las universidades argentinas.
Lanata Jorge, 2003, Argentinos,
tomo 2, siglo XX: desde Irigoyen hasta la caída de De La Rua
Mollis Marcela, 2007, La
educación superior en Argentina: Balance de una década.
Pronko Marcela A., La
Universidad en el Parlamento Peronista, reflexiones en torno al debate de
la Ley 13.031.
Otras fuentes de información
Canal Encuentro, Juan
Domingo Perón (primera y segunda presidencia).
Canal Encuentro, “Síganme”
Menem (1ra. parte).
El Historiador, Felipe Pigna,
Doctrina Nacional Justicialista.
El Historiador, Humor
histórico 1990-1999
Página 12, Manual de Cinismo, edición del 26 de octubre de 2009.
Recalde Aritz, 2008, Universidad
y Peronismo, hacia una superación histórica de la Reforma, en su blog Sociología
del Tercer Mundo.
1 comentario:
Apenas excelente
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