El tema es controvertido, por un lado el derecho de los trabajadores de la educación de percibir un salario que les permita vivir con dignidad, por el otro los alumnos, nuestros hijos, que tienen derecho a una educación eficiente.
Con respecto al primer punto, en verdad todos los trabajadores, no importa el empleo u ocupación que tengan, merecen recibir una buena remuneración; lamentablemente en este país, por estos días, es difícil obtenerla.
Así las cosas, en la actualidad está muy deteriorada la economía para la educación, la salud y la seguridad, entre otros.
Pero en el caso de los educadores nos sensibiliza sobremanera porque nuestros hijos quedan rehenes del conflicto salarial una y otra vez.
Se repite la historia cada vez que se inicia el ciclo lectivo. Después de tres meses de vacaciones, a punto de comenzar las clases, se enciende la disputa por una mejora salarial. Esto da origen a una pulseada entre el gremio docente y el gobierno, que invariablemente no conforma al primero.
Y en tanto se pierde la energía en la pelea monetaria se deteriora el nivel educativo, bastante vapuleado hoy en día.
Vamos a ver si se ponen las pilas teniendo en cuenta a los chicos, que no merecen ser prisioneros en esta contienda, y sí tienen derecho a recibir educación en tiempo y forma.
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