1.2.07

A favor del donante

Martín Varsavsky es un empresario exitoso, argentino, radicado en Europa desde hace unos diez años. Cuenta con un blog que actualiza casi a diario.
Hace un mes llegué a su página a través de Gus que me señaló que Varsavsky era un enamorado del Uruguay, mi país, en el que vacaciona anualmente; en dicha oportunidad había puesto algún videíto de un rincón tal vez no tan promocionado y que yo desconocía.
Desde entonces recibo en mi casilla de correo sus feeds; hoy justamente me encontré con este artículo "La Encrucijada del Donante" e hice un comentario que espero acepte publicar, decía así:

Excelente quien dona por amor, desde el corazón, sin provecho propio (económico o para ser reconocido).
¡Adelante!, hay unos pocos ricos y millones de pobres que necesitan una mano que se acerque.
Y quienes tienen la ventura de tener sus bolsillos llenos hacen bien en retribuir con generosidad y ser agradecidos por la vida privilegiada que les ha tocado vivir.

Más tarde me puse a pensar que no había dicho todo cuanto sentía y eso dio origen a este post para dejar sentada mi postura acerca de la filantropía.
En primer lugar creo que el pueblo argentino es solidario por naturaleza, buena cuenta de ello ha dado cuando acude rápidamente a entregar lo poco que tiene a quien lo necesita, ante una catástrofe por ejemplo.
No sé si los que más tienen más dan.
Todos estamos en condiciones de ser posibles donantes, desde el lugar que ocupemos.
No sólo materialmente pueden ayudar las personas de mayores recursos, el gesto solidario puede ser pequeño pero llegar a quien lo necesite convirtiéndose en inmenso; por ejemplo entregando ropa, libros, juguetes, en buen estado aunque usados, cuando ya no los necesitamos.

Y es más nuestra propia vida puede ofrecerse a través de la donación de órganos, haciendo posible que alguien pueda seguir viviendo.
Eso sí creo que la verdadera generosidad está en ser felíz dando sin esperar nada a cambio; por ejemplo que las empresas no pretendan evadir impuestos si se disponen a ayudar.

Ayudar por el sólo hecho de ayudar sería el lema.
Que no vaya en esto de ser filantrópico el ánimo de sobresalir y aparecer.
Eso sí como soy hiper desconfiada, de tener la chance de donar una buena suma de dinero nunca lo haría en forma constante y sonante, temo que alguien se quede con el vuelto.
Pero hay muchas necesidades que cubrir y se puede ser creativo a la hora de hacerlo.

Y si de donar se trata, un artículo relacionado: Donar es: dar vida después de la vida

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué tema éste. No sé si el miedo consistirá en la ignorancia, pero hay mucha gente que teme donar sus órganos. Y qué cierto también cuántas cosas se pueden donar con amor no? Es algo que tengo pendiente, donar mis órganos o mejor dicho los pocos que puedan servir.