Voy a reproducir, en parte, la entrevista que le hicieron al sacerdote José Guillermo Mariani, en la revista Noticias con fecha 29 de abril de 2006.
El leer esta nota originó el post anterior y la indignación y repudio que expreso en el mismo.
Guillermo Mariani (76)
Confesiones de un cura rebelde
Renunció al sacerdocio por su enfrentamiento con la Iglesia. Revela su vida sexual y critica el celibato.
Se acordó un poco tarde de enfrentarse y criticar, pasó más de cincuenta años en la institución.
Muchas veces, después de hacer el amor, se calzaba la sotana, enfrentaba a los fieles y dejaba la culpa de lado.
La tentación de la carne pesaba como una cruz hecha con vigas de ferrocarril, pero el deseo, al menos durante las horas santas, permanecía contenido.
Menos mal, si hubiera estado al palo todo el día ya sería adicto ¿no?
Después, cuando terminaban las misas y volvía a su mundo privado, Guillermo Mariani, ordenado sacerdote en 1951, llamaba a su amante, una joven de 25 años y combinaban para verse de nuevo, dentro de la esfera secreta, húmeda y calurosa de una olvidada habitación de hotel.
No perdía el tiempo, meta matraca todo el día...
Así pasó durante mucho tiempo hasta que los padres de la chica supieron todo y se la llevaron lejos. Ella se casó, tuvo hijos y murió joven, víctima de cáncer.
Él siguió consagrado a la vida religiosa y lloró confesiones enteras delante de curas que le negaban el perdón. Jamás hizo público el secreto mejor guardado.
Tampoco tuvo huevos para dejar la carrera y dejarse llevar por el amor.
Viajó a Europa, conoció Roma y se reconcilió con su moral vacilante, entendió que algunas cosas no podían ser tan malas.
Moral, ¿cuál?; algunas cosas no podían ser tan malas... claro podrían venir peores...
Regresando del viejo mundo, su cuerpo volvió a sentir los impulsos de la sangre. Arriba del barco que lo traía a casa, conoció a un ingeniero de 30 años y se entregó una vez más a la experiencia de la pasión, bajo cubierta.
Los impulsos tan fuertes no dejaban títere con cabeza.
Eso fue todo. Lo que vino después fue una gran obra pastoral, desde la parroquia La Cripta, en los arrabales de Córdoba y una revelación pública sobre su vida sexual que lo hizo famoso, lo enfrentó con el poder eclesial y lo convirtió en best seller.
Después nos llamaba la atención Silvia Suller con los escándalos familiares y sexuales.
Hace pocos días Mariani anunció que dejaba el sacerdocio.
Está cansado, dice, se siente grande, ya no quiere guerrear. Quiere dedicarse a la escritura, seguir contando cosas pero desde otro lugar.
Fijénse que él deja la Iglesia, no lo han expulsado de la misma. Si se va a dedicar a escribir y contar cosas desde otro lugar, seguro que va a ser un texto bien jugoso, si como sacerdote se animó a tanto, no imagino hasta dónde puede llegar.
Desde que narró su historia de amores prohibidos en el libro "Sin tapujos", que vendió 12 mil ejemplares y le hizo ganar 110 mil pesos en regalías, que serán el sustento de su nueva vida, nada volvió a ser igual.
El obispo de Córdoba, Carlos Núñez, lo tildó de provocador, lo amenazó y pidió a los devotos que no compren la biografía del escándalo. Por supuesto logró lo contrario: Mariani ganó propaganda, sus posiciones contra la castidad de los religiosos se amplificaron y se erigió como símbolo de la lucha por la abolición del celibato, "algo que está fundado en el menosprecio de la mujer" dirá el cura.
Y sí, es menosprecio a la mujer con quién no se les permite casar. Porque celibato significa soltería. Y a juzgar por lo visto sí están admitidas las relaciones hetero u homosexuales siempre y cuando no lleguen al matrimonio.
Pero dirá más: que los cristianos deben elegir, que se está de un lado o se está del otro, que habría que despenalizar el aborto, que "hay que usar forros" para evitar el sida, que lo importante es la fidelidad a una persona, entre hombres y mujeres, entre hombres y hombres, entre mujeres y mujeres, da igual.
Y siga la joda... Lo que no me queda claro, en el caso de mujeres y mujeres, dónde se ponen el forro, perdón pero desconozco, no tengo la experiencia del padre...
Noticias: ¿Nunca más se enamoró?
Mariani: Nunca más. Fueron dos experiencias, vividas con pasión, en secreto. Pero también con tremendo dolor.
Noticias: ¿Se sentía un pecador?
Mariani: Claro. Pero además me negaban la absolución.
Noticias: Qué le decían?
Mariani: Que tenía que cortar, que estaba traicionando a Dios. Fue una gran conmoción. Porque por otro lado, la gente de la parroquia donde estaba me quería mucho, los grandes y los chicos. Por eso decidí seguir.
Como temblaba ante la amenaza por traición. Además la gente lo quería pero no lo conocía. Sin duda no sabía de su doble vida y su hipocresía.
"Al cumplir cincuenta años de sacerdocio - recuerda - comencé a reconstruir mi vida con una intención de diario íntimo. Cuando edité "Sin Tapujos" que nada mejor que el escándalo para hacer un buen negocio.
¡Flor de negocio consiguió!
Noticias: ¿Cómo vivió ese enfrentamiento con sus superiores?
Mariani: Con tranquilidad. Porque los fieles me apoyaban y porque había padecido cosas peores.
¿Seguía despuntando el vicio, lo apoyaban?
Noticias: ¿Nunca sintió ganas de dejar de ser cura?
Mariani: Sí, claro. Recuperé mi pasión por la acción sacerdotal recién en el año 62, después de una gran desilusión. Había viajado a Roma y descubierto, entre muchas cosas que algunos obispos y cardenales eran frecuentados por fieles para tener sexo durante las fechas religiosas. Conocí la doble cara de la Iglesia, la hipocresía que manda. Me sentí defraudado. Pero cuando se publicó el Concilio Vaticano Segundo, su tendencia progresista me hizo recuperar el amor por el trabajo y me volví un sacerdote de trinchera.
En la segunda frase pensé ¡Que puterío! Conoció la doble cara, lo defraudó pero adhirió. Tengo que investigar que es eso del segundo concilio. Y volvió a ser un sacerdote de trinchera y no de catrera.
Noticias: ¿Venía de una formación tradicional?
Mariani: Sí, entré al seminario a los once años. Era un mimado de los curas. Me convencieron de que iba a ser el elegido de Dios, me pusieron un molde, un molde riguroso.
Ya a esta algura eso de ser mimado me dá escalofríos, ¿elegido de Dios? ni pensar, de ser así uno deja de creer.
Mas adelante sigue la entrevista...
Noticias: ¿Son muchos los curas que piensan como usted?
Mariani: Muchos piensan igual que yo pero no lo asumen públicamente. Hay un gran miedo a la sanción canónica.
Noticias: ¿Son muchos los curas que tienen esa doble moral?
Mariani: Claro, por ahí se dispara la crisis de la Iglesia. Y por otros lados. Cuando la Iglesia te dice que seas humilde, te quiere pisotear. Cuando habla de culpa sexual, quiere dominar conciencias. Se sigue sosteniendo entre los adolescentes, que cada acto de masturbación es pecado mortal. Una locura. El celibato está basado en el antifeminismo.
¿Serán todos putos? A esta altura me dan náuseas.
Noticias: ¿Hay muchos Grassi o Maccarone?
Mariani: Lo de Grassi es feo, pero me asombra que haya gente que prefiera silenciarlo, porque le hace mal a la Iglesia. Grassi tenía un vínculo con el poder que le daba impunidad. Ojalá sea inocente. Maccarone, en cambio, admitió su doble vida. Lo respeto por su compromiso, pero creo que es víctima de la represión absurda a la que obliga el celibato. Maccarone era un referente. Cuando renunció Primatesta, nosotros lo queríamos por su progresismo. Esto da la pauta de que el problema atraviesa a la Iglesia. Pero muchos sacerdotes encubren con dinero sus apetencias sexuales.
Tengamos en cuenta las manifestaciones de este tipo, si parecen fuertes, sepamos que son palabras de un sacerdote nada menos.
Al rematar la entrevista aporta otro gramo de hipocresía.
Noticias: ¿Es difícil convivir dentro de una estructura atravesada por esa doble moral?
Mariani: Demasiado.
No parece, la sobrellevó bastante bien por más de 50 años.
Noticias: ¿Se siente un condenado por la autoridad eclesial?
Mariani: Sí pero no identifico a la Iglesia con Dios.
Ahora voy entendiendo, por eso se cagaba en la Iglesia y en sus creyentes. Ojalá que su Dios no sea el mío ¡Por favor!
Noticias: ¿Por eso se va?
Mariani: Voy a seguir contrariando esos principios. Pero ahora a lo mejor la lucha se hace más fácil:
O el negocio como escritor más grande.
Me siento pasando revista como hiciera el querido Castelo.
La verdad es que esta nota da para decir esto y más.
A medida que la iba leyendo me brotaban miles de ideas y palabras non santas.
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