Foto: Nano Frontera, que cuenta con un simpático blog, lo pueden ver aquí.Ayer Argentina jugó con Holanda, igualaron 0 a 0, pero algunos festejaron, por Avellaneda por lo menos, se escucharon algunos cohetes y bocinazos.
Gus llegó temprano a casa para ver, como otros tantos hombres, el partido "imperdible".
Y vaya si es imperdible, la ciudad se paraliza en cada encuentro...
Como a Hernán y a mí no nos gusta el fútbol decidimos ir al shopping distante a cuatro cuadras.
Parecía una ciudad fantasma, las calles vacías completamente, sentí una sensación extraña, la primera vez que podía ver tanta soledad en una avenida como Belgrano, altamente transitada.
El estacionamiento del centro comercial desierto y los locales para unos pocos locos, que como nosotros, se mantenían indiferentes ante el evento.
Obviamente, de haber habido un tanto a favor nos hubiesemos a acercado a verlo, junto a la gente que se concentraba frente algún televisor.
Porque el corazón late por el equipo argentino al que queremos ver campeón.
Me pregunto si en otros países habrá tanto fervor o es la sangre latina caliente la que logra este fénomeno.
1 comentario:
y sí, muchos países sienten lo mismo. Acá es un sentimiento muy fuerte!! gracias por mi nanito besos
Publicar un comentario