1.9.14

Desde el corazón

Hace unos meses mi hijo mayor y su novia decidieron vivir juntos.
Eligieron una zona muy bonita, bastante acomodada.
Sumando sus sueldos pudieron alquilar un pequeño departamento donde deseaban.
Al poco tiempo conocieron a un muchacho joven, discapacitado motriz, que cartoneaba.
Algún día mi hijo le compró una hamburguesa o un agua para calmar el hambre o la sed.
No le dio una moneda pero sí le dirigió la palabra y el joven le agradeció la deferencia, sintiendo que para alguien no era invisible.
Porque muchos ofrecen limosna sin ver, casi tapándose los ojos o mirando para otro lado.
Unos días más tarde mi hijo conoció otro costado de la sociedad, historias duras de vida; chicos abandonados o que huyeron de su hogar.
Supo de las miserias que padecían de primera mano, no de diarios o revistas. De gente que lucha en la calle por sobrevivir, por ganarse un plato de comida o pagar una habitación para dormir.
Gente cuyas pertenencias se pueden guardar en una mochila que deben llevar consigo para que otro pobre, entre los pobres, no le robe lo poco o nada con que cuenta.
También conoció a una señora, humilde, que haciendo malabares tiene un comedor infantil, una anónima, que no recibe subsidios de nadie y se las arregla para cocinar unos guisos para compartir.
Otra mujer que va a la Iglesia y comparte la palabra de Dios. Y el chico, que no tiene nada más que a sí mismo, cree en Dios y agradece la palabra y la atención.
A las pocas semanas mi hijo tomó la decisión de cocinar los domingos empanadas para repartir. Y desde entonces, cada domingo a la tarde los pibes esperan comerlas calentitas, recién sacadas del horno.
Este acto de amor no tiene bandera política ni partidaria, nace desde el corazón y no quiere teñirse de ningún color.
Sabe que no puede hacer mucho más, poniendo de su bolsillo, pero se siente comprometido con el prójimo.

Decidí escribir este post al ver tanto egoísmo desperdigado por los que más tienen, por los que no saben de carencias, por los mezquinos que no ven más allá de su bolsillo. Por los que se quejan y viven holgadamente. Por los que no tienen conciencia social ni humana, por la indiferencia que les gana.


3 comentarios:

Teresita Acosta Martínez dijo...

Proyecto sin nombre.
febrero de 2014 Servicios sociales
Todos los domingos horneamos y regalamos empanadas a personas en necesidad en la plaza del Malba ("Plaza República del Perú", Av. Figueroa Alcorta y Salguero) a las seis de la tarde aproximadamente. Con esto aportamos una ayuda a las personas que lo necesiten, y repartimos también a los múltiples carros que pasan por la zona a esa hora. Por favor si conocen alguien que lo necesite, que se acerque.
Si conocen a alguien que quiera ayudar con nuestro pequeño proyecto que está empezando, aceptamos ingredientes para la cocción o cualquier cosa que crean que sea beneficioso (responder a este comentario y los derivo a los emprendedores del proyecto).
**PARA FUTURO PROYECTO DE COMEDOR**
Se precisan además para un proyecto de comedor no propio con el que queremos colaborar, dos caballetes, una tabla tamaño grande y un anafe para cocina. Agradezco de antemano la colaboración.
Publicado por Camila en Linkedin

Unknown dijo...

Cuando das siempre te das a vos mismos! Lindo post! Beso Teresita!!
Melisa.

Teresita Acosta Martínez dijo...

Gracias Meli!!! Besos