2.3.10

Manos mágicas

A veces la velocidad en las manos no solo la tienen los magos, hay que tener destreza para el hurto o el engaño.

En febrero estuvimos unos días en Mar del Tuyú, a unas cuantas cuadras del centro, camino a Costa del Este.

Cerca de donde nos alojabamos hay una carniceria muy concurrida que nos recomendaron especialmente por la calidad de sus carnes.

Y en verdad la mercadería es de primera calidad, lo que nos entusiamó a preparar asados practicamente a diario.

Uno de los carniceros derrocha simpatía y hospitalidad, el otro es más serio y reservado. La atención podría decirse que es buena hasta que despierta la sospecha.

Un día compramos algo de pollo, morcilla vasca y mollejas, de primera pero a precio de oro. Los precios publicados en pizarra eran medios y no coincidían con lo facturado. En este punto aclaro que no dan ticket sino un trocito de papel escrito con marcador con el importe total, sin discriminar precios ni productos.

Ese día se encendió la alarma, medio imbéciles esa vez callamos. Al día siguiente estábamos más atentos, con los sentidos encendidos.

En esta carnicería hay por lo menos dos balanzas, a medida que el carnicero iba pesando lo que pedíamos yo trataba de cotejar los precios, el tipo me sorprendió viendo la balanza atentamente.

Poco disimulado, pesó el resto de la carne en la balanza más alejada, por más que mi marido se acercó no pudo ver nada. Las balanzas tienen una inclinación estratégica que no resulta fácil de alcanzar y la velocidad en las manos del carnicero no permiten ver con claridad.

Es increíble en verdad como tipea con agilidad, por eso el título de este post Manos mágicas, está bien aleccionado para el curro.

Después de pagar lo que nos facturó, o mejor dicho lo que escribió en un trocito de papel, nos acercamos nuevamente al mostrador para cotejar los precios y pesos. Y hete aquí que lo que nos había cobrado a 73$ valía 55$, nada menos que una diferencia a “su favor” de 18$.

Por supuesto nos pidió mil disculpas por “el error” pero su mirada e incomodidad denotaban perturbación y culpabilidad.

Atención, cuidado a la hora de comprar, hay que estar con los ojos bien abiertos y atentos para no dejarse estafar.

La carnicería no tiene nombre ni dirección en su fachada. Está ubicada en calle 2, casi esquina 88, a mano derecha yendo hacia Costa del este, en la localidad de Mar del Tuyú.

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