11.1.07

Pobres viejos

...viejos, con respeto y consideración.
Esta mañana fui a hacer una diligencia al Banco Piano de esta localidad (Avellaneda), cuando llegué cerca del mediodía el lugar estaba abarrotado de jubilados y pensionados que esperaban pacientemente cobrar sus pocos pesos mensuales.
Si bien el Banco cuenta con un amplio local con numerosos asientos el clima era agobiante, si afuera había treinta grados allí se sentían cuarenta.
Busqué para ver si había algún medio refrescante y vi que contaban con un equipo de aire acondicionado de buen tamaño pero creo que no estaba funcionando, porque no se sentía alivio alguno aún estando cerca de él.
Por suerte pude salir del lugar en unos quince minutos, pero mientras esperaba mi turno veía la gente a mi alrededor, gente muy mayor, resignada a la espera de su atención.
La verdad que con unos cuantos años menos sobre mis hombros me sentía medio descompuesta y respiré aliviada al salir del lugar, al sentir el aire cálido y el sol, en un clima tórrido como el que estamos padeciendo ultimamente.
Pero los de la tercera edad quedaban adentro quien sabe por cuantas horas más para cobrar los pocos pesos que les correspondía por el trabajo de toda una vida.
Si bien sé que a veces antes de abrir los bancos ya están haciendo fila, esperando que abran para ingresar, haciendo un poco de sociales; creo que una cosa es hacerlo por gusto, para encontrar alguien con quien charlar de bueyes perdidos o protestar por todo un poco, que verse obligados a padecer tal situación.
¿Qué les costará a los que organizan los pagos tener en consideración a los mayores y arbitrar los medios necesarios para alivianar el trámite?
Debieran pensar que algún día cuando lleguen a viejos van a tener que pasar por lo mismo, a menos que gocen de privilegios extraordinarios.
Y hoy en día nomás, sin ir más lejos, tal vez sean de la partida sus padres o abuelos.

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